12 Dic América Latina, ¿un gigante que despierta?
América Latina es un pueblo joven, en búsqueda de bienestar, que va mejorando sus expectativas de vida y se encuentra en progreso económico: “En los años 80 y 90 Latinoamérica era un gran deudor neto del resto del mundo”, mientras que ahora “la región se ha vuelto un acreedor frente al mundo”, afirma Augusto de la Torre, jefe del Banco Mundial para América Latina (BM), en declaraciones hechas para El País.
Sin embargo, aunque el progreso es notorio según los números, no toda Latinoamérica tiene una realidad pareja, y las problemáticas vividas en los distintos países son mucho más complejas. La violencia y la desigualdad son el talón de Aquiles para estas sociedades.
David José pasaría horas jugando a la playstation, no le gusta mucho estudiar, le encanta reunirse con sus amigos, ir a ver los partidos de baseball cuando juega su equipo en el estadio, salir a “parrandear” los fines de semana y disfrutar de la vida. Sus gustos, aficiones y estilo de vida no difieren mucho de los de cualquier joven español.
Pero ésta no es la generalidad entre los jóvenes de su país. La mayoría para jugar a la play tienen que ir a un local donde las alquilan, otros ni siquiera pueden pagar ese rato de juego. No pueden aspirar a muchos estudios, pues desde muy niños tienen que trabajar (con suerte también estudiar). Sabrina, por ejemplo, todas las tardes vende por las calles de la ciudad una cesta de pan que carga sobre la cabeza. Y sus fiestas no tienen nada que ver con las “movidas” españolas. En muchos casos, con dificultad tienen para poder comer una vez al día.
En el Anuario Estadístico de 2010, la Comisión Económica de América Latina y El Caribe (CEPAL) afirma que en 2010, en la región el 70,9% de la población tiene menos de 35 años; mientras que en el año 2000, éstos eran el 66,4%. La población latinoamericana sigue siendo muy joven. Y ha sufrido una migración notoria del campo a la ciudad, con una media del 61% en 2000 al 79,9% en 2010. En Nicaragua, en concreto, en el año 2000 sólo un 48,8% de la población era urbana, mientras que en 2010, ésta es el 64,1%.
A estos datos puede añadirse que la esperanza de vida ha aumentado pasando de 68,9 años para los hombres en el quinquenio 2000-2005, a 70,2 años en el de 2005-2010. Y en el caso de las mujeres, de 75,5 años a 76,7 en los mismos quinquenios.
Según el medio de información de la UE Aquieuropa, José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), ha asegurado que de los diez primeros países, a nivel mundial, donde se comenten crímenes, más de la mitad se encuentran en América Latina. Especialmente significativos son Honduras, donde ocurren 59 homicidios por cada 100.000 habitantes, o Guatemala, con más de 6.500 asesinatos en 2009. Las maras, el narco y la guerrilla son las principales fuentes de violencia. Y los jóvenes son uno de los grupos sociales más afectados.
Quizás porque ese progreso económico y social es bastante desigual. Y la pobreza, aunque disminuye, no decrece en todas partes a la velocidad necesaria. En muchos casos, los ricos se hacen cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. En 1999, según la CEPAL, el 43,9% de la población latinoamericana padecía pobreza (en Nicaragua era un 69,9%) y un 18,7% sufría la indigencia o pobreza extrema, mientras que en 2008 la pobreza había disminuido al 33% y la indigencia al 12,9%.
Otro de los problemas importantes de Latinoamérica y El Caribe es la educación. Pedro nació y creció en el campo, en una pequeña choza de tablas y hojas de palma, donde tenían para comer, pero poco más. Él veía cómo los dueños de las plantaciones llegaban en sus grandes camionetas, disponían de teléfonos móviles, sus vestidos no tenían nada que ver con su ropa remendada, y Pedro quería llegar a ser como ellos. Su madre le decía que “lo más importante en la vida no es todo eso, sino tener salud y vivir según Dios”, pero Pedro era un inconformista. Consiguió bachillerarse y obtuvo una beca para Odontología. Actualmente, estudia en la Universidad de León (Nicaragua) y vive en las instalaciones que la misma universidad tiene para casos como el suyo.
Sin embargo, no todos tienen la misma suerte (o empeño). Las estadísticas de la CEPAL dicen que en la región, en 2010, el analfabetismo disminuyó 2,8 puntos con respecto al año 2000. Se pasó de 11,1% de analfabetos mayores de 15 años en el año 2000 a un 8,3% en 2010. Sin embargo, en Nicaragua, en esos mismos años el analfabetismo era del 33,5% en el 2000 y del 30,3% en 2010. Un dato interesante es que mientras en el año 2000 eran más mujeres analfabetas, en el 2010 son más hombres.
La educación y cultura, base fundamental para el progreso de cualquier sociedad, no son los asuntos más cuidados por los gobiernos del Nuevo Mundo. En el año 2000, el gasto en Educación en Nicaragua fue el 3,9% del producto interior bruto, en Colombia el 3,7% y en Panamá el 5%. Las cifras no varían mucho en el 2009, aunque en Colombia alcanzó el 4,1%.
Además, la necesidad de trabajo para sobrevivir obliga, en muchos casos, a los jóvenes a abandonar los estudios, especialmente en el área rural. Pero incluso en las zonas urbanas, la asistencia escolar varía según el ingreso per cápita del hogar, según sexo y grupos de edad. En el caso de Nicaragua, los hombres abandonan más los estudios que las mujeres, y en general, la asistencia escolar disminuye a partir de los 16 años, siendo el abandono muy notorio en las franjas de edad entre los 20 y los 24 años, donde sólo asisten a clases un 13,7% de los jóvenes con una renta per cápita baja, el 21,9% los de renta per cápita media y un 41,3% los de alta.
Es decir, los estudios universitarios están sobre todo en manos de los jóvenes con posibilidades económicas. No porque no exista universidad pública y becas universitarias, sino porque la educación de los mismos padres obliga a muchos jóvenes a aportar económicamente a la familia, con lo que no pueden estudiar.
Carmen Marina, una chica que está terminando medicina, la mejor alumna de su promoción, quiere estudiar Geriatría, pero en su país no existe esa especialidad. Dice que está “luchando por conseguir una beca fuera”. Su vocación es servir a los ancianos y sin embargo, no sabe si podrá hacerlo como le gustaría. Casos como el suyo se repiten con mucha frecuencia: cabezas muy inteligentes pero con pocas posibilidades para poderlas aprovechar.
Los jóvenes latinoamericanos, en general, tienen muchas ganas de aprender, de progresar, de levantarse, de despertar un día y poder demostrar todo su potencial. Quizás las mismas inquietudes que cualquier europeo de la misma edad. Pero muy distintas posibilidades y oportunidades, aún con la misma madera.
A pesar de todos los problemas, parece que el “gigante” despierta. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), Latinoamérica ha sido una de las pocas regiones con crecimiento durante la crisis económica recuperándose más rápido que el resto del mundo. Guatemala ha sido uno de los nueve países latinoamericanos que creció en 2009; sus exportaciones se han triplicado en los últimos nueve años, según el Banco de Guatemala. La riqueza natural de estos países supera en muchos casos a la de los países más ricos. Mesoamérica constituye el 40% del agua dulce de todo el planeta, cada habitante tiene seis veces más agua que cualquier europeo. El ranking de 2010 sobre el ambiente de negocios elaborado por Economist Intelligence Unit, sitúa a Chile en el lugar decimoquinto de los países más atractivos para hacer negocios e invertir en los próximos cinco años, alcanzando los 7,43 puntos de un total de 10. El FMI asegura que Brasil será el cuarto motor económico mundial en 2010, por encima de Japón, la segunda mayor economía del mundo. Sólo su aporte superará al de toda Europa.
Pero la mayor riqueza de Latinoamérica son los valores humanos y religiosos de sus gentes. Aunque la secularización también ha tocado al Nuevo Mundo. Según World Christian Database, en el año 2005, sólo un 2,5% de la población mundial se consideraba sin Dios y un 33,1% eran cristianos. Un estudio de la Universidad de Oxford dice que más de la mitad de esos cristianos están en América Latina donde un 96,4% de sus habitantes cree en algún Dios y de ellos un 90% estimado son cristianos (católicos, protestantes, etc.). El presidente de Chile no paró de rezar y nombrar a Dios en el rescate de los mineros. Los domingos, en Latinoamérica las iglesias suelen estar llenas de familias enteras y gente joven. Los religiosos son auténticamente venerados por la población. Y los jóvenes cristianos no se avergüenzan de confesar su fe.
Y todo esto, en medio de los continuos desastres naturales a los que periódicamente está sometida la región y que condicionan la vida de sus habitantes. En 2007, en la región, hubo siete terremotos con 507.455 personas afectadas. El mismo año se dieron 24 inundaciones con 4.884.382 de damnificados. En 2007, doce tormentas perjudicaron a 1.417.823 personas. En 2008, cuatro erupciones volcánicas afectaron a 126.351. Con todo, el optimismo y las ganas de luchar son parte de la idiosincrasia latinoamericana.
Reportaje publicado originalmente en la edición nº138 de Mater Purissima (diciembre 2010)
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