05 Nov Socorro Cabeza, un regalo para el Grao
El día 22 de octubre, día en el que la Iglesia celebra la memoria de ese Papa excepcional que fue Juan Pablo II, pasó al Padre una persona también excepcional, una mujer, una religiosa de la cual se puede decir que pasó por el mundo haciendo el bien, nuestra querida Madre Socorro Cabeza Rodríguez.
Llegó al Colegio del Grao a finales de los años 80 y durante los seis años de su mandato no dejó a nadie indiferente, ni a profesores ni a alumnas. Era una persona con una gran inteligencia emocional que empatizó con todos desde el primer momento, poniéndose siempre en el lugar del otro, teniendo siempre una palabra amable y reconfortante, usando siempre de su arrolladora simpatía y alegría.
Ella, con su estupendo equipo directivo formado por Rosa Arana y Elisa Gassis, introdujeron en el Colegio un aire fresco, al mismo tiempo que una calidez humana difícil de superar. Siempre intentó, y muchas veces lo consiguió, que el Centro fuera más que un puesto de trabajo, un lugar de encuentro, de fraternidad y amistad entre todos. Los más veteranos recordamos con gratitud y simpatía las bromas que les gastaba a las hermanas más mayores para hacerles la vida más grata y cuando, en tiempo de Navidad venía a la Sala de Profesores disfrazada de Papa Noël con un saco al cuello lleno de regalitos que distribuía entre todos o cuando se vestía de San Pedro para motivar a las niñas de BUP en las clases de religión.
Fue además una digna hija de Madre Alberta, adelantada a su tiempo. Como ella quiso siempre introducir innovaciones interesantes en el colegio: en estos años y gracias a ese afán vanguardista, fuimos pioneros en formarnos e implantar el Programa de Enriquecimiento Instrumental del doctor Feuertstein para ayudar a las alumnas con problemas de aprendizaje; introdujo las clases de Educación Afectivo Sexual desde 7º de E.G.B. hasta 3º de BUP en una época en la que pocos colegios, ni tan siquiera los públicos soñaban con ello, etc. En todo esto tuve la gran suerte de verme involucrado pues siempre depositó en mí una gran confianza, de lo cual me sentiré siempre agradecido.
Peor no solamente esto, Socorro fue una gran religiosa, una mujer de fe, era depositaria de una gran espiritualidad, que confiaba e invocaba frecuentemente al Espíritu Santo y sabía transmitírnoslo en las preparaciones y catequesis de Confirmación, no solamente a los catequistas sino también a las alumnas, unido a su amor inquebrantable a la Madre de La Pureza.
Podría llenar esta revista hablando de las experiencias inolvidables que me unen a Madre Socorro, pero ya sé que no es posible. Sólo me resta decir que para el Colegio del Grao y para este que escribe ella estará siempre en nuestros corazones. Y tenemos la certeza de que habrá llegado ya a las moradas eternas del Padre y que, como muy expresó la Hermana Nuria Calvera en su funeral, le habrá dicho aquello de: “¡Bien, sierva buena y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor!” (Mt. 25,21).
Rafael Bellver Galbis
Ex Psicopedagogo del Grao
Eduardo Cerdán cabeZa
Posted at 14:54h, 21 noviembrePreciosas palabras. Gracias