Inteligencias múltiples: educación personalizada

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Un examen tipo test de 50 minutos. Et voilà: un número de dos o tres cifras  que resumía (y sometía a juicios de valor) tu inteligencia. El cociente intelectual (CI o IQ, en sus siglas en inglés) ha sido durante el siglo XX una prueba estándar de medición de la inteligencia personal, muy usada en la psicología y la educación, pero también con aplicaciones prácticas en el mundo de la empresa y de la gestión de recursos humanos.

Pero todo cambió hace ya 32 años, con la publicación de Frames of mind (traducido al castellano como Estructuras de la Mente), del psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard Howard Gardner, que revolucionó este planteamiento de la inteligencia como concepto único e unitario. Frente a ello, Gardner presenta la inteligencia como un listado de varias inteligencias. Capacidades, potencialidades que pueden desarrollarse en mayor o menor medida, y de la que todos estamos dotados. Todos somos inteligentes, pero no todos tenemos las mismas. Este concepto plural de la inteligencia, siete en 1983, convertidas en ocho a partir de 1997 ha tenido y tiene una gran influencia en el sector educativo y ha desembocado en el desarrollo de múltiples iniciativas de innovación, además de favorecer replanteamientos del papel y roles de la escuela, educadores y alumnos. Las reflexiones de Gardner sobre el papel hace tiempo que han llegado al aula.

En la red de Pureza de María, por ejemplo, la adopción en muchos colegios del método Entusiasmat para la enseñanza de las matemáticas (programa surgido en el Colegio Montserrat de Barcelona durante la dirección de la H. Montserrat del Pozo) se basa en esta aplicación práctica de las inteligencias múltiples.

Para la doctora Eva Teba Fernández, profesora de la Universidad Camilo José Cela en su postgrado en Inteligencias Múltiples y Aprendizaje Cooperativo, «a veces puede parecer ya un tópico esto de que la inteligencia no és unica, sino diversa. Pero la realidad es que las inteligencias múltiples son básicas para lograr una educación inclusiva real. Son básicas porque permiten ayudar a detectar las capacidades específicas de cada alumno, y permite una mayor individualización de la enseñanza». Para Teba, socia fundadora de la consultora Educando, este último aspecto es clave. Una educación a medida, pero no planteada como un ideal de enseñanza específica para cada alumno, pero sí factible en pequeños grupos.

Trabajo en grupos para personalizar
«Como profesor», agrega esta doctorada en literatura y lengua hispánicas en Yale, «no puedes ofrecer en tu día a día un menú con 30 bocadillos diferentes, tantos como alumnos tengas. Pero sí puedes preparar tres o cuatro menús con sabores diferentes, mediante el trabajo por equipos en clase», para lo cual metodologías como el aprendizaje cooperativo son muy prácticas.

«Hay que fijarse en la respuesta al estímulo como profesor. En todo caso, esta forma de trabajar fomenta la autoestima y le otorga un valor a la iniciativa individual, tanto a la del alumno como a la del profesor». En opinión de Teba, «es muy injusta esta imagen del sistema educativo español como antiguo y malo. La realidad es que existen muchos profesores innovadores, y muchas e interesantes iniciativas de innovación en colegios. Lo que sí ocurre aún es que existe poca comunidad de aprendizaje, que ayude a reunir estos esfuerzos y les dé mayor visibilidad».

Críticas
Como toda teoría, la de las inteligencias múltiples no ha sido inmune a críticas y ataques, desde campos muy diversos. Algunos neurólogos han llegado a calificar los planteamientos de Gardner de pseudociencia y una de las críticas más aceradas es que su identificación de las inteligencias parece más bien fruto de la intuición que de una fundamentación empírica. ¿Por qué no diez o doce? También se critica la falta de modelos estandardizados de evaluación de estas inteligencias, e incluso se apunta que su utilización supone un modelo educativo que descuida la atención a la memoria, básica en el proceso de aprendizaje.

Según el pedagogo y asesor en Estrategia y Liderazgo de la Fundació Jesuites Educació de Cataluña, Lluís Tarín, el foco en la evaluación debe ser diferente. «Lo complicado de evaluar son las inteligencias múltiples, pero no tus proyectos de aprendizaje». En sus centros, la aplicación de las inteligencias múltiples se visualiza en la pedagogía por proyectos, «y los proyectos sí son perfectamente evaluables. Tiene poco sentido querer evaluar el porcentaje determinado de una inteligencia que tiene una persona, pero sí podemos hacerlo en todo aquello que aprendemos y ponemos en marcha», ya que la prioridad de trabajo en los centros que se han marcado «quiere reforzar la conexión entre el conocimiento y los temas tratados. Apostamos por una pedagogía basada en el aprendizaje por el conocimiento, en el que el inicio del proyecto es a partir de un hecho real, muy cercano al alumno, desde el cual se diseña una propuesta y una solución. Esta forma de trabajar «implica un elemento de mayor motivación del alumno. También se hacen equipos, se atribuyen responsabilidades. Incentivamos la responsabilidad individual de esta manera, pero también las interdependencias entre los compañeros» y también se incorporan extensivamente las tecnologías.

Cambio en horarios, asignaturas y espacios
En tres de los ocho colegios que gestionan los jesuitas en Cataluña se ha puesto en marcha este curso un vanguardista plan de innovación educativa, Horizonte 2020. Iniciado en 1º de Infantil, 5º de Educación Primaria y 2º de ESO de sus escuelas en el Clot y Sant Gervasi (Barcelona) y Raimat (Lleida), la iniciativa contempla la creación de una nueva etapa intermedia (de cuatro años, agrupando el último ciclo de Primaria y el primero de ESO, con alumnos de entre 10 y 14 años). Los cambios no sólo han afectado a las etapas educativas, sino que implican la eliminación de asignaturas, exámenes y de horarios, además de la transformación de las aulas en espacios abiertos y diáfanos, más adecuados para el trabajo en proyectos de grupo.

Los alumnos comienzan cada jornada con 20 minutos de introspección y reflexión para plantearse los retos de la jornada y finalizan con otros 20 minutos de discusión sobre si han conseguido los objetivos al final del día.

Tarín recalca que «es el contacto con los otros el que permite la individualización de la enseñanza. El modelo otorga al alumno un papel más activo en la selección de objetivos y en la forma de llevarlos a cabo. Es un aprendizaje experiencial, guiado pero no controlado por el docente. Hace mucho tiempo que se habla de que la innovación más fuerte es hacer del alumno el centro del proceso de aprendizaje. ¡Hagámoslo realidad! Nuestros proyectos didácticos, tal y como los entendemos, son ambientes de aprendizaje emocionalmente ricos y motivadores en algo grado. La combinación de motivación y de emoción es clave para hacer servir la memoria».

Memoria
A este respecto, Teba apostilla que «en la base del buen aprendizaje se halla la memoria, pero no la mera memorización, que es algo distinto. El cerebro gana muchísimo si desarrollamos las diferentes inteligencias, hacemos funcionar más areas» de este vital órgano. «Un aprendizaje bulímico, en el que sólo importa tragar datos, pero no el uso que hacemos de esta información,  es de utilidad limitada. No se mantiene, acaba por olvidarse».

Por estos argumentos, esta profesora en el colegio Ramón y Cajal de Madrid considera que «no es cierto que el aprendizaje con inteligencias múltiples esté en contra del aprendizaje memorístico. Esta priorización de la memorización también está muy relacionada con una mala manera de entender la evaluación, cuando es mejor entenderla como algo donde tienes que estar dotada de más instrumentos de valoración (en referencia a que no sólo se debe tener en cuenta los exámenes) y debe ser más cualitativa que cuantitativa. La priorización curricular debería centrarse en asegurarse de que los niños han aprendido». Para ella, «hay que recuperar la pasión de los niños por aprender y el principal fallo actual es que no estamos sabiendo atraer con fuerza a los jóvenes. El sistema actual puede enconsertar mucho, tanto a los chavales como a los profesores, impidéndoles a los dos ser creativos».

En opinión de Tarín, todo debate sobre la educación y metodologías debe arrancar de una pregunta más profunda y básica: «¿Para qué mundo queremos educar?. Queremos que reciban una educación integral, que tengan capacidad para desarrollar su propio proyecto personal. Capaces de comprender la realidad y de incidir en ella, que tengan conciencia de sí mismas, capaces de trabajar en equipo, flexibles (porque el mundo cambia muy rápido y se viven realidades muy diversas), competentes, abiertas al mundo y capaces de trascender, con capacidad espiritual».

En una entrevista con Howard Gardner en la revista Mètode, de la Universidad de Valencia, al preguntarle sobre si los avances de la neurociencia ayudarán a mejorar la educación, el psicólogo e investigador norteamericano manifestó que aspectos como «la comprensión de las dificultades en la lectura han mejorado gracias al trabajo de los neurocientíficos, y a los consejos que han  dado para ayudar a estas personas. Sucederá lo mismo con otro tipo de problemas, como la compresión de las  motivaciones de los demás o el razonamiento espacial. Pero ningún hallazgo neurocientífico nos puede dictar por sí mismo qué hacer. La educación es fundamentalmente un area en el que los valores son primordiales. La ciencia no nos dirá qué enseñar, qué tipo de seres humanos queremos fomentar, tampoco nos dirá cuál es la mejor forma de enseñar o de aprender. Los seres humanos somos mucho más variados, y contamos con diferentes objetivos y valores».

Jesuitas: cinco años de preparación para el cambio

El proceso de cambio en las escuelas gestionadas por la Compañía de Jesús en Cataluña, que debe completarse en 2020, no ha sido fruto de un día, sino de cinco años de gestación, en que se buscó la opinión de profesores, padres y de los propios alumnos, que aportaron 45.000 sugerencias de mejora al debate.  13.000 personas de la comunidad educativa participaron en el proceso, del que se puede tener información directa en la web http://h2020.fje.edu/. Ha existido un periodo de formación previa del profesorado que iba a encargarse de la aplicación del nuevo modelo pedagógico (en algunos casos, retirándolos de la docencia para formarse). Según Lluís Tarín, «el reto para el profesorado no es tanto el de aplicar unas técnicas nuevas, sino el de realizar un cambio de chip» sobre la función de su trabajo, «de repensar su vocación como maestro». De hecho, en el nuevo modelo de aulas, que agrupa a 60 alumnos, son tres profesores los que guían y supervisan el trabajo en equipo de sus alumnos, lo que también implica un carpetazo al aún predominante esquema de la clase magistral.

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