En una época de secuelas, remakes, sagas y spin-offs, en la que cada vez es más difícil encontrar películas de calidad, en nuestro país se ha producido una curiosa coincidencia. Con pocos meses de diferencia, se han adaptado dos películas materializadas por otros directores. Y la suerte es que ambos remakes no están exentos de un poso de calidad, talento y gracia. Los autores de ambas adaptaciones, Álex de la Iglesia y Santiago Segura, poseen en su filmografía un universo enormemente personal y reconocible, independientemente del gusto que sientas hacia su cine. Álex de la Iglesia adaptó la película Perfetti sconosciuti (conocida en España como Perfectos desconocidos), del director italiano Paolo Genovese, consiguiendo un gran éxito de crítica y público. Una de las mejores películas del director bilbaíno que inexplicablemente, no trajo consigo ninguna nominación en la gala de los Goya. Por otro lado, Santiago Segura acaba de firmar su nueva comedia Sin rodeos. Es la primera incursión del director madrileño fuera de la saga Torrente, demostrando así ser un director que se amolda perfectamente a la comedia, tenga el estilo o el tono que sea.

El nuevo largometraje de Santiago Segura se divide en dos partes bastante diferenciadas. En esa primera porción de la película somos testigos de cómo una persona normal es tratada por todos sus seres más cercanos como alguien totalmente anormal. La segunda parte del filme es la eclosión de la protagonista y de la película en sí, en la que todos aquellos que rodeaban al personaje interpretado por Maribel Verdú, ya sea en el plano sentimental, laboral o social, vuelven al “mundo real” gracias al despertar de la protagonista. Una Maribel Verdú que vuelve a bordar su papel después de protagonizar Abracadabra, y que se ve rodeada de un reparto que cumple con expectativas su rol, a pesar de que algunos de ellos no sean actores profesionales.