01 May Miyazaki se jubila, tratemos de vivir
Hayao Miyazaki, uno de los mejores creadores de la historia del cine, lleva anunciando su retirada desde 1997, si no antes. Por eso, aunque esta vez parece que va en serio y El viento se levanta sí va a ser su última cinta, la despedida duele menos. Porque en estos últimos quince años ha tenido un sprint final (El viaje de Chihiro, El castillo ambulante, Ponyo) que vale por toda una carrera y porque antes de eso ya nos había dejado maravillas como Naüsicaa, Porco Rosso, La princesa Mononoke o Totoro.
Es un legado redondo, saturado de belleza formal, de ternura, humanismo y amor por la naturaleza y la vida, al que no le queda rincón del cine por alcanzar. El viento se levanta le pone punto (¿y final?) con un drama maduro en el que están todas las filias y las preocupaciones del autor, una historia dirigida con el alcance del mejor David Lean a la que se suman unas secuencias oníricas para aplaudir en pie. No es una película fácil (todo sucede en el subtexto, como buen relato japonés) pero su recompensa es infinita. Perdérsela en pantalla grande es perderse un momento histórico del cine…
Título: El viento se levanta. Director y guión: Hayao Miyazaki. Música: Joe Hisaishi. Duración: 125 minutos. Año: 2013. Género: Animación
Autor: Víctor Navarro es profesor del CESAG y doctor en Videojuegos. Artículo publicado en la edición número 149 de Mater Purissima.
Sorry, the comment form is closed at this time.