05 Mar Espiritualidad inteligente
«La fe no se descubre hablando, sino viviendo», relata Carolina Benavent, rp., pastoralista del colegio Madre Alberta, mientras describe los talleres de oración para niños y cómo se fomenta la espiritualidad y el cristianismo en los alumnos de Madre Alberta. «Tenemos una capacidad innata para ponernos en contacto con Dios», manifiesta Julia Violero, rp., doctora en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, para quien la fe «es un tesoro a compartir, no a imponer, que se difunde con el ejemplo, dando testimonio de alegría».
¿Qué es esta capacidad innata? ¿De dónde surge? ¿Por qué es buena la meditación y la oración? ¿Somos seres espirituales? No sólo la teología ha intentado dar respuestas a estos temas. También desde la filosofía, la psicología y desde la biología y la ciencia. Y nuevas modalidades interdisciplinares como la neurociencia, neurobiología o la neuroteología, ahondan en cómo procesa el cerebro la experiencia espiritual. En consonancia con la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner (1983), el mismo autor reconoció la existencia en 1999 de una inteligencia existencial, que definió como «la capacidad de situarse uno mismo en relación con determinadas características existenciales de la condición humana, como el significado de la vida y de la muerte, el destino final del mundo». También analizó que puede existir una forma de inteligencia que denomina «espiritual», pero que calificó como «media inteligencia», porque no cumplía todos los requisitos que había marcado. Este artículo debate la existencia de la inteligencia espiritual.
En 1997 la física y filósofa Danah Zohar (ver entrevista en inglés) habla de inteligencia espiritual (en una obra sobre organización y liderazgo en las empresas), concepto que en España también difunde Francesc Torralba. «Los niños desarrollan esta forma de inteligencia a través de la música, del silencio, de la meditación y de la oración. Tenemos que familiarizarlos con este tipo de lenguajes, porque son muy beneficiosos para su desarrollo integral», explica este teólogo y filósofo catalán (ver entrevista completa).
La espiritualidad pertenece a lo humano y no es monopolio de las religiones, como defienden muchos otros autores, que también asumen la existencia de una espiritualidad laica.
Una investigación realizada por el neurocientífico Mario Beauregard, de la Universidad de Montreal (2006) consistió en la realización de resonancias magnéticas al cerebro de quince monjas carmelitas, a las que había pedido que revivieran la experiencia más mística que hubieran vivido. Esta sensación de comunión con un Dios activó hasta doce diferentes áreas del cerebro a la vez, desactivando o alterando otras, relacionadas con la percepción del yo, del espacio y del tiempo.
Richard Davidson, del laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, especialista en el estudio de la relación entre cerebro y emociones, también ha trabajado con neuroimágenes en cerebros de monjes budistas enfocados en el sentimiento de compasión. Los cambios cerebrales que se experimentaban parecían indicar un elevado estado de bienestar interno. Iguales modificaciones se observaron en religiosas franciscanas durante su oración, que ellas describían como un instante de cercanía y unión con Dios.
En general, durante estos estados se realiza una activación de los lóbulos frontales y del sistema límbico, así como una deconexión del lóbulo parietal, que maneja la sensación de espacio y tiempo.
«Una hora de meditación produce un efecto de descanso equivalente a tres horas de sueño», relata la psicóloga Begoña Ibarrola (ver página siguiente). Otros estudios llegan a conclusiones sorprendentes. La neurocientífica Sarah Lazar y sus compañeros de la Universidad de Harvard encontraron que 20 monjes budistas expertos en meditación tenían mayor grosor en algunas regiones cerebrales en relación a 15 voluntarios que no practicaban meditación.
El mayor aumento de grosor se producía en los monjes de mayor edad, cuando el proceso natural de envejecimiento provoca que estas áreas adelgacen. Los cambios físicos provocadas por procesos mentales no sorprenden a Ibarrola: «Mente y cuerpo son uno». Un investigador chino, Yi-Yuan Tang, observó en la aplicación de una técnica tradicional de meditación de su país efectos claros: quienes meditaban presentaban mejores resultados en pruebas de atención, mejor estado anímico y un menor nivel de producción de cortisol, la hormona indicadora de estrés.
La inteligencia espiritual dispone de tres claves, según describe Ibarrola: práctica meditativa, visión compasiva, que comienza con la práctica de la empatía, y altruismo universal, una visión que no se modifica aunque el otro no responda a ella.
Violero, rp., destaca que la espiritualidad católica cuenta con muchos puntos en común con sensibilidades muy arraigadas en la juventud, como es la solidaridad o el respeto al medio ambiente, también con el fomento de la creatividad. «El mensaje de Jesús era el de compartir con los demás, cambiar el mundo. El cristianismo no es sólo oración y meditación para uno mismo, llama a la acción, a darse a los demás», asevera Carmen Querol, rp., que describe experiencias como los viajes anuales de los estudiantes a Taizé, donde viven el ecumenismo, como experiencias «muy profundas y sentidas por parte de los jóvenes, en un ambiente austero, de reflexión y de compartir».
En opinión de Vázquez y Violero, «el ámbito familiar es esencial en el desarrollo de la espiritualidad». De hecho, en algunos colegios de La Pureza los padres, miembros del Movimiento de Familia Albertiana, se suman a los talleres de oración para niños. Con el Proyecto Ilusión (ver Mater Purissima 138), que introduce a los más pequeños a la religión católica, también se tiene en cuenta en alguna de sus sesiones a los progenitores…y a los abuelos como transmisores de fe.
El psicólogo Robert Emmons define inteligencia espiritual como el sentido de lo sagrado o los comportamientos virtuosos que son exclusivos del ser humano (un aspecto importante, el resto de mamíferos también son seres emocionales): la capacidad de perdonar, la gratitud, la humildad y la compasión.
«La vida espiritual no es un obstáculo para el desarollo social, científico, moral y económico de un pueblo», opina Francesc Torralba. «Más bien es su motor. El verdadero antídoto (para este desarrollo) es el fanatismo, el miedo, la superstición, la ignorancia o la arrogancia, pero la persona espiritualmente inquieta busca trascender, conocer aquello que ignora, buscar lo que hay más allá de los límites». Torralba recalca que «los científicos más relevantes del siglo XX, Einstein, Planck, Bohr o el mismo Schröndiger, eran hombres profundamente inquietos desde el punto de vista espiritual. La ciencia es un juego de lenguaje, una forma de acceder a la realidad, pero la realidad trasciende cualquier ciencia y cualquier disciplina y un científico honesto reconoce el valor de aquello que trasciende el método científico».
¿Cómo fortalecer la espiritualidad? «Toda persona, en tanto que ser espiritual, puede desarrollar esta potencialidad y hacerla crecer, pero necesita de un entorno idóneo, una esfera de acogida donde sea posible protegerla de los estímulos destructivos y fortalecerla. El mejor modo es al comienzo de la vida, pero puede adquirir estos hábitos espirituales con posterioridad. Siempre será más difícil, como ocurre con la adquisición de una lengua extranjera, aprenderla de mayor, pero también somos capaces de hacerlo. Lo que se precisa es disponibilidad, escucha y voluntad de aprendizaje».
Para Torralba, escritor y profesor de la Universidad Ramon Llull, director de la cátedra Ethos de ética aplicada, «la espiritualidad no es un tema tabú» en la familia. «El gran tabú es «la finitud, es decir, la muerte, el fracaso, la enfermedad, todo aquello que nos hace vulnerables. La espiritualidad es un tema inexistente, pero no tabú, y lo es porque la gran mayoría de padres no la viven de manera natural, y consiguientemente, no pueden estimularla en sus hijos».
También es curioso que en otros países, como Estados Unidos, hablar de inteligencia espiritual no se limita al hecho religioso, sino al mundo empresarial. Para fomentar la educación de la espiritualidad, Ibarrola destacó en una ponencia en el II Congreso Regional de Enseñanza de la Religión en la Escuela en Castilla y León «la necesidad de desarrollar el autoconocimiento». En este sentido, es importante recordar una cita de un antiguo secretario general de Naciones Unidas, el danés Dag Hammarskjöld, fallecido en accidente de aviación en la República Democrática del Congo en 1961, que dijo en una ocasión: «Nos estamos acostumbrando a explorar los espacios exteriores, pero cada vez tenemos menos disposición a explorar en nosotros mismos. El viaje más largo, pero también el más interesante que la persona puede hacer, es el viaje hacia su propio interior».
La doctoranda en Psicología argentina Laura Yoffe, de la Universidad de Palermo (Buenos Aires), hace referencia en un artículo cómo la religión y la espiritualidad sirven a los creyentes, entre otras cosas, para dar un sentido al sufrimiento y muerte de un ser querido, así como a desarrollar estados de paz, calma y se destaca el apoyo emocional y espiritual que reciben.
Joaquin Gorreta
Posted at 13:33h, 12 septiembreCOMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia.
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente.
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años