Ana Bayón: Empiezo a ser mayor, y ¿qué hago con lo que siento?

TEN EN CUENTA

-Hay una distancia entre lo que sientes y lo que haces que te permite “trabajar tu sentir” para saber mejor qué hacer.

-Las emociones no tienen porqué ser lógicas.

-Lo más certero y verdadero que tienes es lo que sientes y está conectado con tus intereses y necesidades reales.

-Puedes sentir cosas contradictorias a la vez.

Sentir es el impulso vital, lo que nos dice que estamos vivos y lo que nos informa de qué es lo que nos “mata”. Saber sentir es una tarea difícil y en esta etapa de tu vida es fundamental estar atento a tu estado de ánimo para entenderte y afrontar tu evolución siendo más amigo de ti mismo. Más veces de las que quisieras te ves sintiendo cosas contradictorias que te hacen sentirte inestable, lo que te aporta inseguridad. Es desagradable que en ocasiones no sepas cómo has llegado a este pozo y al rato te veas tocando el cielo. ¿Qué me pasa?, ¿por qué sufro tanto?, ¿por qué no me entienden? A esto se le añade que los mayores han dejado de ser comprensivos.

Lo que sentimos nos hace a veces esclavos porque parece que tendrías que saber qué hacer con cada cosa. Las emociones nos piden que hagamos algo y en un momento pueden pedirte cosas contradictorias.

¿QUÉ ES SABER SENTIR?

Saber sentir significa comprenderse, es decir, saber qué es lo que sientes y qué es lo que hace que te sientas así.

Saber sentir significa que sabes qué necesitas.

Saber sentir significa que te orientas hacia conseguir tus metas.

¿CÓMO?

Ahora todo lo que te rodea tiene mucha intensidad. Aprender a tomarte un tiempo para relacionarte contigo y poner en orden tus emociones te va a dar mucho bienestar y seguridad en ti mismo.

Tómate un tiempo al día para estar contigo para darte cuenta de cómo estás, de cómo te sientes.

Ponle nombre a lo que te pasa, a la cantidad de sentimientos que aparecen, por ejemplo:

“Hoy estoy harta de que me regañe mi madre… estoy enfadada con mi amiga Marta porque siempre tiene que llevar la razón y al final vemos la peli que ella quiere… me siento insegura con el examen de inglés y aterrorizada con el de mates… Alex no me hace caso ¡con lo que me gusta!…estoy ‘superbien’ con la nota de lengua y los pantalones me quedan fenomenal…¨

Date cuenta de qué es lo que más te importa de todo lo que te pasa, por ejemplo: “Ahora lo que más me pesa es lo del examen de mate porque lo tengo la próxima semana” O bien podría ser: “Ahora lo que siento más importante es que tengo muchas movidas con mi madre, me siento constantemente regañada.”

 

Subrayo “siento  más importante” porque para saber sentir es fundamental ir de sentimiento a sentimiento. No se puede hacer todo a la vez por lo mismo que no se puede gestionar lo que sentimos de un golpe. Es necesario ir uno a uno. Y para empezar tienes que decidir qué es lo más importante según tu criterio interior.

Una vez decidido cuál es el sentimiento al que necesito atender primero me meto más en él, es decir, lo concreto.

Por ejemplo, en el caso de que sea el examen de mates: “Tengo mucho miedo a suspender… no me entero bien en clase y además no me salen los ejercicios”; “si suspendo voy a tener malas caras con mi madre y seguramente no podré salir….”

Pregúntale al “miedo a suspender” ¿es exacto o exagerado? Posiblemente te digas “Sí, es exacto”.

Después pregúntale a tu miedo a suspender (y permítete cualquier respuesta) ¿Qué necesitas?

Haz un listado con todo lo que necesites…. Si sólo te sale una cosa pues apúntala. Por ejemplo:

1) Necesito que alguien me ayude con el examen.

2) Necesito dedicarle más tiempo a estudiar este examen.

3) Necesito hacer los ejercicios del libro.

Una vez hecho esto establece un plan de acción. Ahora sí es momento de pensar qué recursos tienes dentro de ti y en tu entorno para darte lo que necesitas. Concreta en quién, cómo y cuándo te pueden dar aquello que necesitas.

Ejemplo:

1) Que alguien me ayude con el examen: ¿Quién? ¿Cómo y cuánto tiempo al día?

2) Dedicarle más tiempo a estudiar este examen ¿Cuándo, cuántas horas?

3) Hacer los ejercicios del libro ¿cuáles? ¿Cuánto tiempo?

Finalmente, ¡HAZLO! Sé fiel a tu propio plan.  Y si te cuesta, tómate un rato para trabajar de esta misma forma ese “me cuesta”.  Ponle nombre a eso que sientes.

Este es un trabajo personal que puede ayudarte a aclarar lo que sientes y lo que quieres para, en definitiva, tener mayor conocimiento de ti mismo y, como consecuencia, más libertad.

Ana Bayón
Pedagoga

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