Más grandes que el sol, más alto que las estrellas

Hay personas que consiguen hacer realidad sus quimeras. La historia ha demostrado que los más notables triunfadores superaron enormes obstáculos antes de lograr el éxito. Dos ejemplos de esto: El post-it de 3M y la bombilla de Edison. Aunque hay muchísimos más.

El post-it, puede definirse como un fracaso superado. Su inventor, Spencer Silver, investigador de 3M, quiso crear un adhesivo potente, pero fracasó y lo dejó aparcado porque no supo encontrarle utilidad. Seis años más tarde, a un colega suyo, Arthur Fry, se le ocurrió usar aquel adhesivo para crear marcapáginas, mientras hojeaba un libro de himnos del coro de su iglesia. Tres años después, el producto fue puesto en venta en todo el mundo.

La bombilla eléctrica: esa gran gloria de un inmenso esfuerzo. Tomas Alva Edison descubrió el invento más importante del siglo, la bombilla eléctrica, después de más de 5.000 intentos fallidos. Y cuando uno de sus colaboradores le preguntó su opinión sobre este ‘fracaso’, respondió: “No he fracasado, sólo descubrí otra manera de no inventar la bombilla eléctrica”. Edison patentó 1.093 inventos originales y mejoras a otros.

La clave: Soñar, creer y esforzarse. el mejor modelo: el mismo Dios. El más grande creativo y ‘cabezota’ soñador. “He aquí que Yo hago nuevas todas las cosas”, dice en Apoc. 21,5. Porque el que sólo sueña es un iluso, el que sólo cree es un necio, y el que sólo se esfuerza es un fatuo. Dios nos ha hecho muy grandes, somos su obra perfecta, y todo para su mayor gloria y bien de nuestros hermanos. ¿Recuerdas la parábola de los talentos? Nos ha confiado mucho.

La historia ha demostrado que los más notables triunfadores superaron enormes obstáculos antes de lograr el éxito

 El miedo, la desmotivación, el pasotismo, el pesimismo, el tirar la toalla, la falta de confanza, son la antítesis clara del que está dispuesto a cambiar el mundo y lograr sus metas. La palabra de Dios a Zorobabel fue contundente: “No es con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu…”

Los cristianos somos criaturas nuevas en continua creación. Madre Alberta lo tenía claro. El espíritu de superación pasó a ser una nota característica de las religiosas que ella fundó. “Siempre más y mejor”, lo han traducido los de FOC. “Al que mucho se le dio, mucho se le pedirá”, dice el Evangelio.

Fue una pedagoga de vanguardia, abriendo caminos como pocas mujeres del momento. Rompedora con la suavidad de la brisa suave de Dios. Inconformista. Sabía que Dios nos ha hecho a cada uno más grandes que el sol y con todas las capacidades necesarias para volar más alto que las estrellas.

El cristiano no es pusilánime, ni mediocre, ni vive de falsas humildades. Sabe que todo es don, pero que Dios confía en los talentos que le ha regalado. Es ahí donde el esfuerzo se llena de sentido, la ilusión es su mejor motor y el amor su máxima confanza. Sólo así se entiende el esfuerzo como camino de felicidad. Aquel que nos hace capaces de romper techos y vivir más satisfechos que ‘a medio gas’.


Xiskya Valladares

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