10 Jun La vocación religiosa en África
Vivimos una época en la que la Iglesia católica padece, entre otras cosas, de falta de vocaciones. Nos preguntamos cómo se presenta en este siglo recién estrenado las vocaciones religiosas en el continente africano, y concretamente en el Congo, donde nuestras Hermanas llevan desarrollando su labor evangélica desde hace ya mucho tiempo. Hemos preguntado a Socorro Sarmiento, rp (Delegada de la Superiora General en África) y a Begoña Portilla, rp (Maestra de Junioras), sobre las vocaciones en África y particularmente en el Congo.
P: ¿Os encontráis con muchas vocaciones religiosas en general?
H.S (Socorro Sarmiento): El número de vocaciones en África hoy no es significativo. Sin embargo, en el Congo sí que hay vocaciones, la Vida Consagrada es muy joven y se ve futuro.
H.B (Begoña Portilla): En este momento el país vive una situación de transición entre su cultura tradicional (con un sentido religioso muy profundo) y la nueva cultura mundial caracterizada por el materialismo, hedonismo, etc. Se nota una disminución de las vocaciones especialmente femeninas.
P: ¿Qué hace falta para que una vocación sea posible?
H.S: Llamada por parte de Dios y anuncio explicito de la llamada como responsabilidad de cada consagrado. Dios llama a través de las personas y de los acontecimientos históricos particulares. Nos tenemos que hacer portadores de la llamada de Dios.
H.B: Hace falta una llamada y una respuesta. La llamada viene de Dios, si no es así no hay vocación.
Para que la respuesta a la llamada se dé, es necesario un amor loco por Jesucristo y una capacidad de decisión personal generosa.
Ha de crearse un ambiente en el que los jóvenes puedan llegar a sentir la llamada a seguir a Cristo y que ésta se les haga atractiva por el ejemplo de otros consagrados.
P: En concreto en vuestra Congregación, ¿cómo os planteáis el hecho de la vocación de la mujer en el Congo?
H.S: La mujer es la pieza clave en el futuro del Congo. Sólo la idiosincrasia de la mujer africana puede sacar al país de la depresión y crisis en la que se encuentra desde hace más de 30 años. Su capacidad de trabajo, sufrimiento, su responsabilidad, su olvido de sí, y sobre todo su maternidad hacen de ella un camino obligatorio. La maternidad es toda su belleza y toda su riqueza, es su honor y su orgullo. Sentirse madre es lo mejor que le puede pasar a la mujer africana. Ella se prolonga en lo que hace, en cada embarazo, en cada pena, en cada alegría. La mujer africana es simplemente admirable. Sólo ella esconde todas las claves de la seguridad, porvenir, es el centro de la familia. No en vano decimos cuando la mamá llega tras su ausencia del hogar: “La mamá ha llegado, el hambre se ha acabado.”
El futuro de esa mujer es toda nuestra ilusión, empeño, trabajo y misión. Ella tiene en sus manos el porvenir del pueblo. Cuando esta mujer se consagra con toda su riqueza a Dios, la Iglesia recibe un gran regalo. En mi Congregación la educación de la mujer ocupa la esencia del carisma. La mujer consagrada en Pureza de Maria está llamada, como Madre Alberta, a ser maestra y madre. Educar desde la maternidad es el planteamiento fundamental de nuestra vocación y se ajusta admirablemente al ser mujer en la sociedad Africana.
H.B: Es necesaria mucha oración de nuestra parte, el testimonio de una vida entregada y feliz y un proyecto de pastoral de juventud exigente y dinámico. Creo que el Congo se salvará por la mujer, es ella la que guarda los verdaderos valores de este país.
P: ¿Qué camino comienzan cuando deciden ser religiosas de la Pureza?
H.S: El primer paso es trabajar un año en nuestros colegios dando clases. Le llamamos aspirantado. Tras dos años de formación (postulantado), comienza el Noviciado. Al término del Noviciado (dos años) pronuncia sus votos.
H.B: Todo debe ser un proceso muy personalizado que exige mucha oración y discernimiento.
P: ¿Tenéis muchas vocaciones a la Pureza?
H.S: En este momento hay 9 novicias. Hay una aspirante que desea empezar su experiencia el próximo curso. En general no hay muchas vocaciones en ninguna congregación, también aquí se habla de crisis de vocaciones.
P: ¿Cuál es el proyecto de la Congregación respecto a ellas?
H.B: El Proyecto lo acabamos de reelaborar, adaptándolo al contexto sociocultural del país: es formar una persona libre, capaz de una entrega total de sí misma a Dios y a sus hermanos, y esto, en la Pureza de María, como María.
Este artículo se publicó originalmente en la edición nº123 de Mater Purissima
Sorry, the comment form is closed at this time.