
08 Jun Primer encuentro de laicos de la Pureza
Después de años de inquietud por que se pusiera en marcha una iniciativa que reuniera a los amigos de la congregación, 57 de ellos se vieron en Mallorca a principios de mayo con motivo de la celebración de un encuentro de tres días durante el que compartieron mucho más que tiempo. Además de conocerse y visitar los lugares de la isla que tan emblemáticos resultan para la Pureza, tuvieron la ocasión de profundizar en la personalidad espiritual de Madre Alberta y de compartir impresiones sobre la misión conjunta de religiosos y laicos en la escuela católica.
Para una de las participantes en el encuentro, Teresa Novell, profesora de Inglés y tutora de la ESO, todo fue muy enriquecedor, porque “en la Iglesia ―nos dijo―, cuando te encuentras y haces comunidad, te das cuenta de que no estás solo, y que eso que llevas dentro, hay otra gente que también lo lleva”. Gemma Cantmany lo vivió como “una forma de crecer en la fe y una inyección de moral y fe cristiana”. Paco Sánchez, de Granada, experimentó un efecto sumamente positivo sobre una “semilla” que confiesa llevar dentro: “Ese riego y ese abono creo que van a hacer crecer algo y espero que con otras actividades den sus frutos”.
Tras meditar sobre el contenido del documento Educar juntos, Rafa Bellver, psicólogo del colegio del Grao se quedó con la idea de que “hay que ir todos a una, no cada uno por su lado, sino todos en una misma dirección para intentar de alguna manera que la educación sea una cosa de todos”.
Del pensamiento y obra de Alberta Giménez ―“una auténtica educadora, una educadora de verdad en todos los sentidos”, en palabras de Teresa Novell―, uno de los padres del colegio de Sant Cugat, Josep Serrano, extrajo la conclusión de que fue como “un regalo del cielo”, “una persona de “nuestro tiempo” con una visión muy clara de lo que había que hacer y cómo hacerlo. “Una mujer ―añadió― con una gran religiosidad que sabía (…) que todo lo que hacía, lo hacía por Dios y con la ayuda de Dios. Meticulosa hasta el detalle, pero con amor fraternal en la corrección. Piadosa y buena, y también gran trabajadora y preparada por propia voluntad”.
Este artículo se publicó originalmente en la edición nº130 de Mater Purissima (junio 2008)
Sorry, the comment form is closed at this time.